Filtraciones en cubiertas de chapa: causas, prevención y soluciones duraderas

Las cubiertas metálicas de chapa son ampliamente utilizadas por su practicidad, rapidez de instalación y resistencia.
Sin embargo, es frecuente encontrar patologías vinculadas a filtraciones de agua que terminan afectando cielorrasos, estructuras de soporte y hasta instalaciones eléctricas. Estas fallas suelen responder a errores técnicos evitables en el diseño o ejecución del sistema de cobertura.
En este artículo abordamos las principales causas de ingreso de agua en techos de chapa y las soluciones más efectivas para garantizar un comportamiento impermeable a lo largo del tiempo.
1. Las babetas:
primera línea de defensa ante el agua Las babetas son piezas clave en los puntos de encuentro entre chapas y elementos verticales (muros, parapetos, chimeneas, etc.).
Su función es reconducir el agua evitando que penetre por juntas o grietas. Sin embargo, muchas veces se subestiman o se colocan mal.
Errores frecuentes: Colocación empotrada dentro del muro: al asentarse o moverse la estructura, se generan fisuras que permiten la entrada de agua.
Desarrollo insuficiente: una babeta debe tener un desarrollo horizontal no menor a 15 cm sobre la chapa, y una altura mínima de 10 cm sobre el muro.
Falta de solape entre tramos: se recomienda al menos 10 cm de superposición entre babetas sucesivas, en dirección opuesta a la pendiente.
Una práctica eficaz es colocar una membrana asfáltica autoadhesiva bajo la babeta para reforzar la estanquidad.
2. Superposición y fijación de chapas
El diseño del traslape entre chapas es crítico. Una superposición deficiente puede provocar ingreso de agua incluso sin lluvia, debido a fenómenos como el viento o la capilaridad.
Recomendaciones:
En pendientes menores a 10%, la superposición debe ser de mínimo 30 cm.
Usar siempre fijaciones con arandelas de neopreno y no perforar las crestas de chapa donde drena el agua.
Evitar colocar las chapas con la dirección de solape a favor del viento dominante.
Además, el uso de espumas de poliuretano en las uniones inferiores puede ayudar a impedir el ingreso del agua impulsada por el viento.
3. No empotrar las chapas en muros
Un error común es colocar la chapa dentro de ranuras o huecos en muros perimetrales, creyendo que se evita el ingreso de agua.
En realidad, esto favorece fisuras con el movimiento de los materiales o la dilatación térmica. Lo más adecuado es resolver el encuentro entre muro y cubierta mediante: una babeta exterior, y una barrera impermeable continua por debajo, como membranas o selladores elásticos.
4. Sellado: no todo es silicona
El sellado de un techo de chapa requiere más que aplicar sellador siliconado en uniones visibles. Si bien los siliconados neutros pueden utilizarse como complemento, no son durables ante exposición directa a sol y agua.
Sistemas más confiables: Bandas tipo Compriband: sellos preformados comprimibles que se expanden en contacto con el aire y sellan fisuras.
Espumas de poliuretano expandido: rellenan juntas irregulares o huecos entre materiales disímiles. Membranas asfálticas autoadhesivas: ideales para zonas críticas como canaletas, babetas y encuentros.
Recordar que la impermeabilización debe pensarse por capas, como un sistema compuesto, y no como un único producto milagroso.
5. Pendiente insuficiente o contrapendiente
Una de las causas más subestimadas de goteras es la pendiente inadecuada del techo. Un mínimo recomendado para techos de chapa es: 10% (6°) en cubiertas simples sin traslapes. 15% (8.5°) en cubiertas con traslape o con presencia de vientos intensos.
Pendientes menores generan acumulación de agua, lo que favorece: el retroceso de gotas por acción del viento, la entrada por capilaridad entre uniones, y la corrosión anticipada de zonas mal drenadas. En casos de techos con contrapendiente, incluso milimétrica, el agua puede avanzar "en reversa" y entrar por la unión más débil.
6. Desagües insuficientes o mal colocados
Otro punto crítico son los embudos y caños de desagüe. Cuando están mal dimensionados, no drenan con la rapidez necesaria, y el agua comienza a desbordar, filtrarse o incluso ingresar hacia adentro por capilaridad.
Errores frecuentes:
Diámetro insuficiente de los caños (recomendado mínimo Ø75 mm).
Poca cantidad de puntos de descarga.
Mala ubicación de los embudos: deben estar en el punto más bajo real del techo.
Ausencia de rejillas antitaponamiento.
Solución recomendada: cálculo pluvial según norma IRAM o CIRSOC, y considerar desagües secundarios de emergencia en grandes superficies.
7. Acción del viento: un factor no menor
El viento genera presión negativa que puede levantar o succionar el agua entre chapas, especialmente cuando hay poca pendiente o uniones abiertas.
Además, los chapones vibran si no están correctamente fijados o si las arandelas de neopreno están mal colocadas.
Para evitar problemas: Usar fijaciones adecuadas y cantidad suficiente por metro cuadrado. Reforzar los encuentros con bandas autoadhesivas o espuma de poliuretano.
En zonas con vientos fuertes, prever barreras cortavientos o ajustes estructurales.
8. Soluciones mixtas: pensar el sistema como conjunto
La impermeabilización de cubiertas metálicas no depende de un solo producto, sino del conjunto de soluciones aplicadas correctamente.
Las capas combinadas son la mejor estrategia: Primer sellado con "Compriband".
Relleno de juntas con espuma poliuretánica.
Membrana bajo canaletas y babetas.
Cubrimiento con babeta metálica bien diseñada.
Asegurar evacuación con canaletas y caños de desagüe correctos.
Cada capa debe proteger a la siguiente. De ese modo, aunque una falle por el tiempo, la siguiente impide que el agua llegue al interior.
9. Condensación interna por escasa aislación térmica
Además de las filtraciones externas, otro problema frecuente en techos de chapa es la condensación interna.
Esta ocurre cuando el aire cálido y húmedo del interior entra en contacto con superficies frías, como las chapas metálicas, generando gotas de agua que caen hacia el interior, simulando una gotera.
Este fenómeno no se debe a fallas en la impermeabilización, sino a una mala o nula aislación térmica.
Causas típicas: Falta de barreras de vapor en techos habitables. Ausencia de aislantes térmicos como lana de vidrio, espuma rígida o paneles reflectivos.
Ventilación inadecuada en entretechos o galpones. Soluciones recomendadas: Incorporar una capa de aislamiento térmico continuo bajo la chapa, con materiales que tengan buen comportamiento hidrófugo. Usar láminas aluminizadas con cámara de aire para reflejar la radiación.
Colocar una membrana impermeable respirable (tipo Tyvek o similar) entre el aislante y la chapa, para permitir la salida del vapor sin dejar entrar agua.
Garantizar una ventilación cruzada adecuada para evitar acumulación de humedad en el aire interior. La condensación, aunque silenciosa, puede ser igual de destructiva que una filtración directa, ya que humedece aislaciones, oxida estructuras metálicas y favorece la aparición de hongos o moho.
Conclusión:
Los problemas de filtración en cubiertas de chapa pueden evitarse con un diseño consciente y una ejecución detallista.
No se trata solo de “poner la chapa”, sino de integrar cada componente como parte de un sistema que resista al agua, al viento y al paso del tiempo.
Un profesional que comprenda estos detalles hará la diferencia entre una cubierta eficiente y una que dará problemas desde la primera lluvia.